Jaime Galté nació el 24 de mayo de 1903 en Santiago de Chile y falleció a los 62 años de edad, en 1965.
Fue un brillante abogado y excelente padre de familia. Ocupó cargos importantes, entre ellos: profesor de Derecho Procesal, Director de la Escuela de Leyes de Valparaíso, abogado de la empresa periodística La Nación y fiscal de la Contraloría General de la República de Chile.
Su historia como médium se inició un día, cuando él era un joven. Viajaba en tren a Valparaíso, ciudad que le era desconocida, para resolver algunos problemas familiares. Su padre había desencarnado poco tiempo antes, dejando a la familia en una situación económica muy apreciada. Galté se queda dormido y sueña que llega a Valparaíso, cruza una plaza, llega a un hotel determinado y conversa con su dueño. Pregunta por su padre y le informan que se aloja en la pieza número veintiséis. Sube y lo encuentra. Sorprendido, le pregunta cómo es posible que esté allí, si ya lleva un tiempo enterrado. El padre le dice que en el ataúd solo hay un cuerpo y le indica el nombre de un abogado quien tiene ciertos títulos e instrucciones sobre la herencia para la familia.
Cuando Galté llegó a Valparaíso siguió las informaciones recibidas en el sueño y pudo encontrar el hotel. La plaza y el abogado que le entregó los papales de la herencia paterna. Quedó sorprendido pero no buscó las respuestas.
Tiempo después, su amigo Ricardo Prat (hermano del héroe chileno), lo convence que ese era un don que debía desarrollar y poner al servicio del prójimo y lo invita a una reunión mediúmnica. En esa primera reunión Galté entra en trance y psicografía el mensaje enviado por un “pinche” de cocina del barco Itata, que se estaba hundiendo, pidiéndole que entregase cierto dinero a la mujer que amaba y a su madre. El amigo Prat se cercioró con la Gobernación Marítima pero fue informado que el barco continuaba navegando normalmente por aguas chilenas. Terminada la reunión los dos amigos se retiran, preocupados con el mensaje recibido y el aparente fracaso mediúmnico. Sin embargo, al pasar frente al diario El Mercurio de Valparaíso, leyeron con estupor la siguiente noticia: “Se acaba de hundir el barco Itata”.
Poco tiempo después comprobaron la existencia del marinero que les había pasado el mensaje, encontraron la casa indicada por él y cumplieron con su pedido de repartir el dinero entre las dos mujeres.
A partir de ese día Galté se comprometió con el Mundo Espiritual y se dedicó a leer, estudiar y participar en grupos mediúmnicos. Se incorporó a la Sociedad Científica existente en Santiago y fue uno de los fundadores de la Sociedad Chilena de Parapsicología.
En los años siguientes Galté recibió varios espíritus que le dictaron hermosas y sabias páginas como el conocido Mister Lowe, filósofo y orientador. Lamentablemente estos escritos publicados en la época están agotados y son muy difíciles de encontrar.
Tal vez, el más famoso de los espíritus que Galté incorporó fue el Dr. Eric Halfanne, quien llevó a cabo innumerables sanaciones con la ayuda del médium.
Eric Halfanne fue en la vida terrenal un médico suizo alemán, que trabajó en América y desencarnó en Bolivia, en 1906. Es curiosa la manera como se presentó por primera vez, según cuenta Sonia, hija del Galté. Un día, la hijita del matrimonio Bachelet, amigos del médium, estaba muy grave y sus padres le pidieron a Galté que invocara el espíritu de su pediatra que había desencarnado pocos meses antes. Cuando el médium entra en trance dice que ese médico no puede venir porque está ocupado en otros trabajos en el mundo espiritual, pero que otro médico vendrá a ayudar. Entonces se presenta el Dr. Eric Halfanne. Sus sanaciones se cuentan por docenas. Diagnosticaba certeramente y recetaba remedios homeopáticos complementares.
Galté entraba en trance sentado en un sillón y comenzaba a diagnosticar enfermedades y a recetar remedios. Su familia guarda muchos de los escritos psicografiados de estos tiempos.
Galté atendía gratuitamente a cualquiera que le solicitase los servicios, con amor y desinterés como buen cristiano. Nunca negó su ayuda, ni aun cuando estaba gravemente enfermo, al final de sus días. Fue un apóstol del servicio al prójimo.
Después de unos años, Galté podría trabajar mediumnicamente a distancia. Recibía el nombre de la persona enferma y sus síntomas. Se desdoblaba y se dirigía en espíritu, a la casa del paciente, acompañado del Dr. Eric, quien era obviamente quien hacía las curas.
Galté fue médium clarividente, psicógrafo, de sanación e incorporación. Podía además, pintar hermosos cuadros y tocar el piano divinamente cuando estaba en trance, ya que personalmente ignoraba esas artes. Tenía claras visiones del futuro y su palabra amiga y consoladora llegaba a todos por igual.
Jaime Galté despertó en el pueblo chileno la necesidad del conocimiento espiritual y la aproximación al mundo espiritual. Dios quiera que sean muchos los que lo recuerden y sigan su ejemplo de bondad y servicio.
Fuente consultada: SCHULTE, Etel. “Espiritismo, Sendero de luz”