Peixotinho, como cariñosamente se lo llamaba, fue uno de los médiums más famosos de Brasil, especialmente como médium de efectos físicos. Su nombre completo es Francisco Peixoto Lins.
Nació en la ciudad de Pacatuba, estado de Ceará (el mismo del querido Bezerra de Menezes), el 1º de febrero de 1905 y desencarnó el 16 de junio de 1966, en Campos, estado de Rio de Janeiro, Brasil.
Su vida, como la de todos los grandes hombres, estuvo rodeada de dificultades. Recordemos que los inconvenientes de la vida son simplemente pruebas que el Mundo Espiritual nos envía para pulir nuestros Espíritus, fortalecernos y testar nuestra fe.
Pasó su infancia en la ciudad de Fortaleza, rodeado del cariño de sus tíos, ya que su madre había desencarnado siendo él un niño. A los catorce años se muda al Amazonas, en busca de trabajo, como recolector de caucho, proveniente de los árboles. Era la época del apogeo de este material para la construcción de los nuevos elementos como neumáticos y otros plásticos. Durante este período la riqueza se expandió por todo Brasil.
Allí, en la selva, mientras trabajaba duramente, sufrió inconvenientes tanto físicos como emocionales que le marcaron el carácter.
Después de unos años retornó a Ceará, su provincia natal, y allí surgió su mediumnidad, que había estado aparentemente adormecida. Al principio se asustó mucho, sin saber qué le ocurría. Se sentía rodeado de Espíritus sufridores que lo perseguían. Temió enloquecer. Además de esas voces dolientes y la visión de figuras atormentadas sufrió una repentina parálisis de las extremidades inferiores.
Su familia, muy católica, no quería recurrir al Espiritismo para resolver los problemas de salud, cada vez más graves de Peixotinho. Su estado empeoraba cada día para desesperación de él y de la familia.
Un día, sin embargo, se presentó en su casa un grupo de trabajadores espíritas que sabían de sus dificultades. Pertenecían a la “Federación Espírita Cearense”. Con pases, oraciones y agua fluidificada ellos lo liberaron de los Espíritus sufridores que lo torturaban. Era un claro caso de obsesión.
En ese momento Peixotinho conoce el Espiritismo y comienza a estudiar la Doctrina de la Buena Nueva. También se entera de la mediumnidad que trae en esta reencarnación y se pone a estudiar para poder ejercerla con la dignidad que corresponde.
En 1926 se muda a Rio de Janeiro, en ese entonces capital del país, y se alista en el ejército. Fue transferido varias veces, viviendo en diferentes lugares de Brasil, debido a su nueva carrera militar.
Se casó en 1933 con Benedita (Baby) Vieira y tuvo 9 hijos, constituyendo una hermosa familia cristiana.
En cada una de las ciudades por las que pasó abrió grupos de estudio de la Doctrina de Kardec, con la guía del querido maestro Jesús.
En Macae fundó el “Grupo Espírita Pedro”.
En el estado de Rio de Janeiro (Sao João) fundó el “Grupo Espírita André Luiz”, que se reunía en su casa, todos los domingos.
En la ciudad de Santos fundó el “Centro Espírita Ismenia de Jesús”.
En Campos fundó el “Grupo Espírita Aracy” (nombre de su guía espiritual) y también trabajó en el “Grupo Espírita Joanna de Arco”.
En 1948 tuvo el soñado y anhelado encuentro con el querido Chico Xavier. Juntos participaron de muchas reuniones de efectos físicos, especialmente de materialización.
Peixotinho era un hombre de apariencia menuda, casi infantil pero de voluntad férrea, mente clara y un gran sentido de la responsabilidad, especialmente referente al ejercicio de la mediumnidad. Jamás dejó de atender a quien solicitara sus servicios y jamás recibió dinero por ello, como todo buen espírita.
En todos los Centros que fundó o que participó mantuvo siempre los fundamentos de la Doctrina de Kardec y de Jesús por encima de todo. Su vida fue un ejemplo de abnegación, dedicación, responsabilidad y amor al prójimo.
Son famosos los casos, estudiados por científicos e incrédulos, en los que Peixotinho, atado de pies y manos, exhalaba ectoplasma en tal cantidad que materializaba los Espíritus de desencarnados, quienes se comunicaban con los presentes en las reuniones, moviéndose y, a veces, hablando. También materializaba flores, plantas y otros elementos.
Agradecemos a este Espíritu su ejemplo de amor y dedicación al Evangelio del dulce Rabí de Jerusalén.
Fuente consultada: LUZ ETERNA – Revista de Actualidad Espírita”, Nº 18 – Septiembre de 2011, artículo: Biografía “Peixotinho” – Buenos Aires, Argentina