El Espiritismo uruguayo le debe mucho a esta mujer, quien con su ejemplo y devoción contribuyó a divulgar las ideas de Kardec, del otro lado del Río de la Plata.
Fundó la primera Institución Espírita del Uruguay.
Era hija de José Fabrício dos Santos, brasileño, y de Petrona Tejera, española. Vivía en el departamento de Rivera, en la frontera con el Brasil. Pudo cursar solamente los primeros años de escolaridad. Su vida estuvo repleta de dificultades y sacrificios. Eran agricultores de la tierra. Desde pequeña se revelaron en ella los fenómenos mediúmnicos de videncia, que sus padres intentaron reprimir, por desconocer sus verdaderas causas.
Fue madre de siete hijos, de dos matrimonios. En 1933 desencarnó su primer esposo, dejándola en la miseria y sin recursos. En esos momentos de angustia conoció a una señora, Valentina, que le dio algunos folletos sobre el Espiritismo. Su lectura llenó su alma de paz y comprensión. Llena de fe comenzó a frecuentar, junto a sus hijos, algunos centros espíritas que existían en las ciudades fronterizas de Rivera y Livramento.
Se dedicó a la lectura del libro El Evangelio según el Espiritismo, de Allan Kardec. En 1935 se muda a Montevideo, buscando mejoras salariales. Era modista.
Un día, en Montevideo, estaba muy cansada y le pidió a uno de sus hijos que le leyera el único libro de poesía, El Evangelio. En esa ocasión se manifestó un Espíritu, para sorpresa de la joven, que les dijo que no temieran, que sólo venía a ayudar. Pidió que juntasen tres o cuatro personas y entonces, él volvería. Así hicieron y al día siguiente se reunieron para empezar el camino de la mediumnidad.
Aurora desarrolló especialmente la mediumnidad de cura, obteniendo milagrosas curas de ciegos, paralíticos, enfermos de cáncer y gente que no tenía esperanzas, desde la medicina terrenal. En poco tiempo su fama se extendió por toda la región y llegaban enfermos de a cientos.
En esa época el Espiritismo era casi desconocido en Uruguay. Aurora fue acusada de ejercicio ilegal de la medicina. Fue presa durante varios meses. Sus pobres hijos fueron enviados a diferentes lugares, incluso, asilos.
Cuando salió de la cárcel volvió, inmediatamente, a trabajar su mediumnidad, ayudando a sus hermanos necesitados del alma y del cuerpo.
Después de años de lucha, persecuciones y agresiones, consiguió obtener la personería jurídica para el primer centro espírita del Uruguay: “Centro Evangélico Hacia la Verdad”, inaugurado el 31 de mayo de 1944. Logro obtenido con su infatigable fe y trabajo a favor de la divulgación de la verdad cristiana. El Espíritu amigo que se manifestó aquel día, jamás dejó de asistirla y ayudarla.
El escritor y orador brasileño Newton Boechat, escribió sobre ella, en 1966:
“Doña Aurora, pionera del Movimiento Espírita Uruguayo, notable médium y divulgadora, hoy descansa de las luchas de antaño, cuando su organismo era vigoroso y fuerte. Enfrentó, muchas veces, la cárcel, la persecución, los ataques de terribles adversarios para poner en evidencia el mensaje espírita. El Centro Hacia la Verdad es el fruto de sus labores en función del Bien, obteniendo personalidad jurídica desde 1944”.
Hoy este Centro Espírita continúa actuando y posee una hermosa biblioteca.
Fuente consultada: SCHULTE, Etel. “Espiritismo, Sendero de luz”